Mis queridos lectores:

Los veo. Los veo cuando dan «seguir» a mi blog, y luego no reciben notificaciones de nuevo contenido. Los veo cuando dan «me gusta» a la página después de conocer la novela y quieren saber más. Veo sus «Me gusta» consecutivos en varias publicaciones en esta página de facebook, incluso las más viejas, y luego otras manitas más en comentarios de otros lectores, que piden también, confundidos, alguna noticia o explicación por la tardanza en la publicación del siguiente volumen. Leo sus reseñas en google play, preguntando a otros lectores qué pasó, por qué son casi cuatro años desde la publicación del primer libro y no hay noticias del segundo a la vista.

Los veo. Los leo. Recibo con cariño sus palabras en privado, sus correos electrónicos pidiendo les envíe el siguiente libro tan pronto esté disponible. Pidiéndome tener la continuación pronto. Como lectora, los entiendo. Y veo además que es una tendencia algo frecuente con varios escritores de fantasía; tenemos a nuestros lectores «en ascuas», como decimos los mexicanos, en la intriga.

Y esta nota no busca dar justificaciones o llenar la página de excusas, pero si yo fuera mi propia lectora me gustaría, también, saber qué pasó. Para quienes han leído la corta biografía en mi página de autora saben que poco antes de publicar EDDLC (El despertar de los clanes) me mudé de México a Canadá. Emigrar a un nuevo país es una aventura con una factura muy cara en tiempo, emociones, recursos, y cuyas experiencias de vida lo transforman a uno. Para alguien que lleva media vida trabajando en un mismo proyecto, como es mi caso con esta trilogía, es sólo cuestión de tiempo que las turbulencias que generan estos cambios se vean reflejadas en algo tan íntimo y pasional como es la escritura (por lo menos en mi caso lo es). Sin embargo, el amor que siento por este proyecto me hizo seguir trabajando y hallar en la escritura un refugio indispensable a los altibajos de ser inmigrante. Sin embargo, el golpe más fuerte que ha sufrido mi escritura no ha sido la emigración en sí.

He visto que resulta sorpresivo para muchos lectores el enterarse de que es una mujer quien escribió EDDLC, no sé muy bien por qué sea. Tal vez porque Evan es hombre, tal vez por mi forma de escribir. Pero me es relevante mencionarlo porque habemos pocas escritoras de fantasía épica en español, y algo muy poco hablado, incluso en foros de escritores hispanohablantes, es del impacto que tiene no sólo ser el ser mujer escritora, sino el ser madre también. Y digo esto porque desde que publiqué EDDLC me volví madre no sólo una, sino dos veces, y mi vida ha dado tantos vuelcos que a veces no sé dónde es arriba y dónde abajo. ¿Recuerdan cuando Evan brinca al río y toda su realidad se desgarra en girones de luz y sombra? ¿Recuerdan a los dos lobos que tiran de dos partes de él en direcciones opuestas? Bueno, pues algo así.

La maternidad, más que la emigración, y acentuada además por la pandemia que estamos viviendo todos, ha fijado un precio altísimo a la escritura y me ha impedido volver de la manera en la que antes podía invertirme en ella. Aún así, si habrá un motivo por el que no pueda escribir, mis dos hijos son la razón más bella, y no me conformaría con menos, pues antes de ser mamá, mis libros fueron mis primeros críos.

Aún así, con todo lo dicho, yo prometí nunca abandonar la escritura y no pienso hacerlo. El círculo de plata sigue vivo. La Resistencia sigue en proceso de escritura y prometo que la publicaré. Por ustedes, mis queridos lectores, por mis amados personajes, que me han acompañado contra viento y marea desde hace casi dos décadas, y cuyas historias merecen continuar; y por mí, porque sin las historias la vida no es lo mismo.

Aún así, quiero agradecerles por sus mensajes, por su cariñosa exigencia de lector, por sus tirones de manga, sus amables recordatorios, porque, entre cambios de pañales, arrullos para dormir a un infante que toma pecho toda la noche, rugidos de dinosaurios de plástico y empujoncitos de columpio, me recuerdan que hay una batalla pendiente, un grupo que resiste, y un Evan que está por descubrir lo que verdaderamente cuesta mantener el espíritu vivo ante la tormentosa adversidad.

Gracias. Gracias. Gracias.
Y de paso, nos deseo a todos un 2022 cargado de buenas noticias.

Laura

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